Un partido
que cumple 76 años de su fundación, debe mirarse con sinceridad hacia adentro,
muy profundo a esas regiones que nos es difícil explorar, debe por doloroso que
parezca asumir las responsabilidades que sus actos le han impuesto y desde ahí,
con el impulso de su doctrina, despegar como ave fénix a la victoria electoral.
La mejor
forma de celebrar a una institución construida con sangre, sudor y lágrimas,
requiere la verdad, la sinceridad, la participación permanente, de quienes
integramos la militancia de Acción Nacional,
de manera íntegra comprometer nuestros actos a la reconstrucción y
redirección de nuestro partido en
Quintana Roo, celebrar con mentiras, diciendo que estamos unidos, que estamos
bien y continuar de esta forma en la dirección actual, representaría un daño
enorme que se traduciría en una debacle electoral aun peor.
Sin duda,
la unidad es una utopía en Acción Nacional en Quintana Roo, los enfrentamientos
e intereses entre la dirigencia actual y las voces críticas de la militancia y
reconocidos liderazgos panistas, hacen imposible en pensar la unidad
partidista, más cuando aún se pretenden mal intencionadas formas de dividir,
enfrentar y reprimir.
Tenemos
un partido en donde las dirigencias municipales se encuentran prácticamente abandonadas,
visitadas únicamente para condicionar apoyos a proyectos del dirigente o sus
amigos, lo verdaderamente terrible para nuestra institución en que algunos de nuestros dirigentes municipales
caen en el juego perverso y mezquino, hay que mencionar a las dirigencias que
no han permitido que se les imponga o se
les mienta, estos comités padecen una verdadera represión y ataques a su
independencia y libertades.
La dirección
que la actual dirigencia ha trazado para el PAN
está equivocada, el acomodar a
amigos y cómplices en algunas dirigencias municipales, en las
candidaturas de representación proporcional (pluris), la falta de estrategia
electoral, la ineficacia de un equipo jurídico que no ha ganado una sola promoción o queja,
la ineficacia en la conformación de estructura básica en todo el Estado, la
represión de las voces críticas al interior, el entreguismo y negociaciones
poco éticas con los gobiernos municipales y gobierno estatal, la operación directa
descarada y con recursos del partido a favor de intereses personales o de grupo
es una realidad cada vez más tangibles.
Acción
Nacional ya no aguanta esta realidad, nuestra institución debe resurgir de la
derrota electoral a conquistar el poder, para desde ahí hacer realidad sus
postulados humanistas, para ello hay que hablar a pesar de nuestras diferencias
y escoger una trinchera en las que los distintos equipos puedas desarrollar sus
energías a favor de un México más digno, de la mano de las directrices de
nuestra democrática dirigencia nacional, donde no se nos haga extraño que
nuestros dirigentes apoyen a amigos,
pero que den apoyo a quienes no lo son,
respetando sus naturales intereses y derechos.
En nuestra
institución, existen las trincheras de capacitación, juvenil, promoción política de la mujer, electoral, movilización,
estructura, jurídico, etc. Espacio suficiente para dar cabida a todos los
equipo, a todas las expresiones políticas de nuestro partido, esa sería la
estrategia, sin mezquindades sin cortapisas.
Se debe
transitar del negocio de unos cuantos a la estrategia, del entreguismo a ser
una oposición crítica que abandere el dolor de los quintanarroenses, del
amiguismo a la institucionalidad, de la ineficacia a la efectividad, de la
soberbia a la humildad.
A 76
años del nacimiento de una institución democrática, debemos hacer honor a esta,
sin cobardías, con el orgullo de pertenecer a un partido donde se habla con
libertad, donde la política tiene la única finalidad del bien común, que en
esta brega eterna podamos dar la mano de que disiente pero que es compañero de lucha y que sus intereses son
tan respetables como el de cualquiera que milita en nuestro partido.
Te recuerdo
don Miguel Martínez Martínez y don
Fernando Lizama Arjona “te encomiendo el partido”.
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