martes, 16 de noviembre de 2010

Responsum


La decisiones que tomamos a lo largo de nuestras vidas tienen consecuencias, muchas veces el dolor se hace presente, la cuesta arriba es demasiado empinada y la soledad flaquea nuestro ánimo, al final de la jornada, del sudor, del agitamiento del dolor, llega el bálsamo del éxito, para disfrutar el verdadero placer de asumir el control de nuestras vidas.

Pero hay decisiones que se toman y que parecen facilitar la vida y llevarnos por la felicidad y el encuentro muy cercano a la gloria, al tiempo, la realidad nos descubre el espejismo efímero, de una realidad que no logra concretarse con nuestras ecuaciones iniciales, con nuestros planes y proyectos planteados y nos damos cuenta que hubo un error grande que puede traer consecuencias para nuestro futuro de manera determinante.

En algunos casos, la formalidad nos indica asumir plenamente la consecuencia de nuestros actos y como buen capitán de navío, asumir con varonil estoicidad, las olas que pretenden hundir el barco, por consecuencia de desviar la ruta, de guiar a otro puerto la nave la vida misma.

En otras, nuestra arrogancia pretende que nada cambie, que a nuestras decisiones siga un “breake” en el tiempo y que en caso de no ir las cosas como deseamos volvamos entonces al punto inicial y todo este bien, como debió ser desde el inicio, sin consecuencias, sin cambios, pretendiendo nadie se percate de nuestros actos o de nuestra ausencia.

La mayoría de las veces pensamos tomar una decisión, por que así nos place, así nos conviene y ante la realidad honesta, pretendemos no solo no tengamos consecuencias, si no que tengamos los mismos privilegios y virtudes y nuestra imagen este intacta a la vista de todos y que quienes están en nuestro alrededor afectados por nuestra decisión, estén sin el derecho siquiera de observar nuestra diligencia.

La responsabilidad esta de la mano con nuestros actos, debemos tener en claro que todos nuestros actos tendrán cuna consecuencia y con ello una responsabilidad, ya sea como beneficiado con algún aliciente de vida, trabajo ó dinero, o bien ser afectado de misma forma en las mismas cosas

Y debe ser una primicia, no puede haber actos sin responsabilidad, seria impunidad, no puede haber proyectos sin disciplina, eso seria el fracaso, y no podría haber proyectos exitosos de vida que no sean a largo plazo, si es a corto sin responsabilidad, seria entonces una aventura, propio para almas vacías.

El cumplimiento responsable a nuestra labor humana, sea cual fuere, se regiría por principios como:
1. Reconocer y responder a las propias inquietudes y las de los demás.
2. Mejorar sin límites los rendimientos en el tiempo y los recursos propios del cargo que se tiene.
3. Reporte oportuno de las anomalías que se generan de manera voluntaria o involuntaria.
4. Planear en tiempo y forma las diferentes acciones que conforman una actividad general.
5. Asumir con prestancia las consecuencias que las omisiones, obras, expresiones y sentimientos generan en la persona, el entorno, la vida de los demás y los recursos asignados al cargo conferido.
6. Promover principios y prácticas saludables para producir, manejar y usar las herramientas y materiales que al cargo se le confiere.
7. Difundir
La responsabilidad como regla de oro, agregada a otras, viste de éxito cualquier meta, fortalece las relaciones humanas, fortalece el afecto, desecha la traición y genera adeptos.

Es pues la responsabilidad mas que una simple palabra que adorna nuestra labia y valor que debe de prevalecer, a costa aun del dolor y el reinicio de nuevos y mas sanos proyectos de vida.

http://mariobaezacruz.blogspot.com